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Las luces estarán conectadas a la DGT a través de un GPS, lo que permitirá saber dónde se encuentra un coche en caso de accidente o de avería
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El objetivo es reducir atropellos, ya que con este sistema los conductores no tendrán que salir del habitáculo del coche si se produce una emergencia
A partir del 1 de enero de 2026 las luces de emergencia sustituirán a los triángulos en las carreteras españolas. La señal luminosa conocida como V-16, que se coloca en el techo de los coches en caso de accidente o avería, será a partir de entonces obligatoria. Así lo establece el Real Decreto de Auxilio en Carretera que ha sido aprobado este martes en el Consejo de Ministros.
La gran novedad es que este sistema luminoso no sólo servirá para hacer visible el vehículo en caso de emergencia, sino que también estará conectado con la Dirección General de Tráfico. Según ha podido saber NIUS, las luces tendrán que tener integradas una tarjeta SIM y una antena GPS. Eso permitirá geolocalizar el vehículo en el momento en el que se produzca una situación de emergencia. Además, la DGT podrá posicionar la incidencia en un mapa y alertar de que existe un problema al resto de conductores de la vía. Las empresas que los fabrican tendrán adaptarse a esta nueva exigencia e incorporar esta tecnología.
El objetivo: evitar atropellos
Hasta este momento, la legislación obligaba a usar los triángulos de emergencia para señalizar que un vehículo estaba detenido en la calzada por avería o accidente. Sin embargo, el hecho de salir del habitáculo del vehículo supone un grave riesgo para la circulación. Pone no sólo en peligro al conductor del vehículo siniestrado, sino también a los demás usuarios de la carretera.
Con la entrada en vigor de esta nueva normativa, el conductor ya no tendrá que bajarse del vehículo. Simplemente tendrá que colocar la baliza luminosa de color amarillo en el techo sacando la mano por la ventanilla. El dispositivo queda sujeto al coche mediante un sistema de imanes. Tienen una luz llamativa, lo que hace que el coche sea visible sin necesidad de correr riesgos.
El objetivo es reducir los los atropellos. Solo en el año 2018, 20 peatones murieron en el momento de poner o quitar los triángulos en las carreteras españolas. Además, desde el año 2015 han fallecido 60 operarios que acudían al rescate de conductores accidentados.
Estos dispositivos son compactos y ligeros, por lo que son fáciles de guardar en el coche o en la moto. Funcionan sin cables, únicamente con una pila alcalina que tiene una independencia de dos horas y media. Los precios de estos dispositivos oscilan entre los 15 y los 35 euros. Está por ver cuánto aumenta su coste con la integración de la tecnología GPS.